La acelerada deforestación en la Amazonía no solo está eliminando árboles, también está apagando los colores de las mariposas que habitan la selva tropical más importante del planeta.
Un nuevo estudio, citado por National Geographic, reveló que la pérdida de bosque está provocando un fenómeno poco visible pero alarmante: la desaparición de tonalidades vibrantes en decenas de especies. Investigadores analizaron 220 mariposas de 60 especies en distintos niveles de disturbio desde selvas primarias intactas hasta áreas recién taladas y descubrieron un patrón claro: mientras más degradado está el hábitat, más opacas son las mariposas.
Las alas que antes mostraban azules metálicos, naranjas intensos o rojos brillantes comienzan a volverse tonos marrón, gris o beige, perdiendo saturación, contraste y brillo.
Según los científicos, esta transformación responde a una presión de supervivencia: en zonas deforestadas y empobrecidas, donde el suelo queda expuesto y la vegetación es uniforme, los colores intensos dejan de ser una ventaja.
Las mariposas más discretas se camuflan mejor… y sobreviven más. Pero el impacto es más profundo que un simple cambio estético.
El color en las mariposas cumple funciones clave: atraer pareja, advertir a depredadores, camuflarse y regular interacciones con otras especies.
Su descoloración podría alterar redes completas de polinización y depredación, afectando incluso a plantas y animales que dependen de ellas.
El estudio concluye que la pérdida de color es una nueva señal del deterioro de la Amazonía, un termómetro ecológico que muestra cómo los cambios humanos afectan incluso los detalles más delicados de la naturaleza.


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